Un Domingo Savio no tan Nuevo

Un Domingo Savio no tan Nuevo

Por la Comisión de Vivienda y Hábitat de Foro Ciudadano

En varios artículos que reseña la prensa desde finales de noviembre del 2023, se ha reiniciado una conversación sobre Domingo Savio (ese que sigue estando viejo a pesar del nuevo letrero) en donde se enfatiza:

  1. Una transformación positiva de La Ciénaga y Los Guandules.
  2. Urbanismo social e infraestructuras, como polideportivos y parques lineales.
  3. Reubicación, indicando que se ha traslado de residentes de zonas inundables a viviendas seguras.
  4. Participación, comentando el fomento de la inclusión comunitaria en el proceso de toma de decisiones. Dicen que los residentes se convirtieron en parte fundamental de la reconstrucción de sus hogares“se fomentó la participación y la toma de decisiones, permitiendo que los residentes se convirtieran en parte fundamental de la reconstrucción de sus hogares. Este enfoque participativo ha llevado a una transformación sorprendente en la percepción y la realidad de la comunidad.”
  5. Resultados, presentando el proyecto como un éxito en integrar comunidades a la ciudad. Conexión con la ciudad
  6. Ya la lluvia no es preocupación …
  7. “Paseo del Río” es una de las obras más importantes porque prioriza más al peatón que al vehículo

Pero, ¿en dónde reside esa maravilla tan dulcemente narrada desde las oficinas de la Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios & Entornos (URBE)? ¿A qué obedece la prisa de inaugurar el domingo 17 de diciembre? A continuación presentamos algunas observaciones del pasado, del presente y de lo que esperamos sea el futuro, de uno de los barrios más poblados de la Circunscripción tres del Distrito Nacional.

  • Una ¿transformación? positiva de La Ciénaga y Los Guandules

Acá nos encontramos probablemente ante una confusión semántica. La palabra transformación aduce a la ocurrencia de un cambio profundo y significativo en la forma, estructura, o apariencia de algo o alguien. Implica una alteración sustancial que puede ser física, estructural, o en términos de características y cualidades.

En el ámbito de proyectos urbanos, como el Nuevo Domingo Savio, la transformación indica cambios significativos en la infraestructura y el entorno social, mejorando la calidad de vida y el entorno de la comunidad. Una lee esa reseña e imagina algo así como que de repente en Domingo Savio llega el agua todos los días, las tuberías están dentro de las casas, se redujo de forma impactante el déficit habitacional, hubo una reducción importante en lo que sé refiere a los actos delictivos, mejoró la matriculación en el nivel secundario, ya no prima la ocupación informal, las calles son de repente adecuadas, hay iluminación en todas las vías. 

Pero al visitarlo, a dos días de la inauguración del rimbombante Nuevo Domingo Savio, sigue siendo una comunidad sin servicios, con déficit, en donde las personas continúan sobreviviendo en los callejones. Pese a que sea ha descrito con una cruel dulzura como la obra que transformó la vida de la gente y que los medios de comunicación insisten en que la desigualdad pasó, que el gobierno se ocupó y que ya todo va a estar bien, la pobreza y el abandono continúan, detrás de la farsa de la pintura gris y azul.

No importan que tan alto crezca el bambú, es imposible esconder los callejones en mal estado. Sí, es cierto, no saltarán a la vista. No se podrán observar tras la vitrina vanidosa de lo que se pretende exhibir en tiempos de reelección. Servirá para ganar glorias. Pero está claro para la gente que allí reside, que es una victoria hueca, vacía, podrida. 

El Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED) podrá correr y cubrir con un enorme muro de zinc y madera las viviendas “feas” que dañarán las fotos de la inauguración de esa gran “transformación”. Pero el déficit sigue allí.

  • Urbanismo social e infraestructuras, como polideportivos y parques lineales

En la prensa se habla del enfoque de Urbanismo Social como “profunda interacción con la comunidad”. Una interacción que para la URBE ha permitido escuchar las necesidades y preocupaciones y llegar a consensos “de lo que se quiere hacer y lo que se puede hacer y lo que la comunidad acepta que se haga”. Al leer estas frases podemos imaginar un proceso en el que se han desarrollado numerosas asambleas en la comunidad con diversas técnicas de diseño urbano participativo en la que se han analizado las problemáticas para buscar soluciones en conjunto.

Nada más lejos de la realidad. Lo vivido en La Ciénaga y Los Guandules dista mucho de ser un proceso democrático en el que se ha tenido en cuenta las voces de las y los moradores del sector. Si hubiese sido de otra manera, la página web oficial de URBE contaría con todos los planos publicados del proyecto, con sus respectivos cambios basándose en los resultados de las asambleas. Sin embargo, en su página web solo podemos encontrar dos secciones y una planta de la Ricardo Carty publicada en agosto de este mismo año. Esto no es casualidad, ese plano fue el único compartido con la comunidad para poder llegar a acuerdos, debido a la incomodidad de las familias de la zona con el diseño una vez ya se había iniciado la ejecución de la obra.  

¿Será que lo social del urbanismo de URBE se refiere a intervenir zonas empobrecidas y nada tiene que ver con la participación y el consenso en la toma de decisiones? 

¿Y qué podemos decir de los equipamientos construidos? Si bien se han construido ciertas infraestructuras deportivas, aún seguimos esperando la construcción de las escuelas básicas, las estancias infantiles y el liceo prometido en el 2017 y que a día de hoy parece que ha dejado de ser prioritario. 

  • Reubicación, indicando que se ha traslado de residentes de zonas inundables a viviendas seguras

Sin lugar a dudas que la “fantasía animada de ayer y hoy” más descarada ha sido la expresión “no solo se reubicó a los residentes de la parte inundable de La Ciénaga y Los Guandules, sino que también se involucró activamente en el proceso de transformación a los que permanecen en la zona” emitida por la arquitecta Rocío Vidal. 

Desconozco que fábula, qué ensoñación, qué ficción le contaron a la arquitecta, pero seguro es que el cuento de la reubicación fue fruto de una mente, no sé si brillante, pero sí con mucha imaginación. Ahí están los propios documentos que debieron firmar las familias en donde se certifica la entrega de cheques a cambio de las viviendas en las que residían en La Ciénaga o Los Guandules. 

En la propia página del antiguo gobierno del expresidente Danilo Medina (https://gobiernodanilomedina.do/noticias/nuevo-domingo-savio-urbe-se-reune-con-moradores-de-la-cienaga-y-acuerdan-continuar-los) se puede encontrar lo siguiente: “A las familias afectadas el Gobierno las compensa económicamente bajo el criterio de la composición de los hogares y los avalúos catastrales de las mejoras realizados por la Dirección General de Catastro Nacional”. 

El empresario González Cuadra decía en enero del 2018 “precisó que las mejoras a desalojar serán pagadas por el Gobierno para que el beneficiario decida dónde vivir, y agregó que el 30% de las personas que serán desalojadas viven solas” (https://www.diariolibre.com/actualidad/domingo-savio-arranca-en-febrero-con-inversion-inicial-rd-2-mil-mm-DM8907342). 

Se ha querido equiparar el proyecto Domingo Savio con la Nueva Barquita, no sabemos con qué intención. Pero debemos aclarar que nunca se planteó un proyecto habitacional para los habitantes desalojados en Domingo Savio. Nuestras investigaciones reflejan que muchas familias con los montos asignados, tuvieron que trasladarse a zonas con igual vulnerabilidad en la que residían o con peores condiciones. 

Reubicar significa sacar de un lugar y establecer en otro. Eso fue La Nueva Barquita. Desalojar significa sacarte de la vivienda en la que resides, compensar y “soltarte en banda”. Eso fue el Nuevo Domingo Savio. Nuevo no para todos.

En una de las encuestas realizadas, por Ciudad Alternativa, a familias desalojadas o que esperaban por ese proceso, el 85% de las familias consideraba La Ciénaga como su hogar, el 94.2% deseaba quedarse a vivir allí. El 63% decía sentir tristeza con el proyecto y un 71% manifestaba la solución adecuada era casa para casa (reubicación). 

¿Se involucró a la gente en el proceso? A lo largo de los años en los que transcurrió el proyecto, desde Ciudad Alternativa se realizaron, además de diversas encuestas, entrevistas en profundidad a las familias. El sentimiento que prevaleció en la gente no era precisamente el de sentirse parte: “Porque entonces le metían la gente como el cuco a uno, dique ellos si uno no lo cogían, entonces dique le ponían dificultad, y todo el mundo asustado y por eso uno firmó, pero uno no está de acuerdo”.

Les cambiaron el nombre de ciudadanos a invasores: “oye dique los invasores, mira cuántos años tenemos ya, yo tengo 48 y mi hermana 50 años viviendo, lo primero que nada más había 4 casitas, la de Efraín, la de un señor que tenía una fábrica de arroz que lo molía y el hijo de él que tenía una fábrica de blocks por aquí no había casa y nosotros buscábamos el agua en latica en la cabeza o nosotros amarrábamos, nos poníamos dos aquí y dos aquí. Eso sí, el río estaba tan limpio que nosotros hacíamos pozos y nos bañábamos, esto era lindo”.

  • Participación y toma de decisiones en la reconstrucción de los hogares

Parece que URBE no recuerda que ya en enero de 2018, tras los estudios realizados por el geólogo Osiris de León, en prensa se dijo que el proyecto “en principio tenía contemplado la construcción de viviendas, pero se ha tenido que replantear tras declararse parte del territorio como no urbanizable” (https://eldia.com.do/proyecto-domingo-savio-sigue-a-pesar-de-su-replanteamiento/).

Nos sorprende que ahora se diga que las familias han participado en la reconstrucción de los hogares. Pero ¿de qué hogares están hablando? ¿Será de los hogares que las familias han tenido que construir tras el desalojo sin una alternativa habitacional? Porque en ese caso no podemos hablar de participación, en ese caso hablamos de la obligación de liderar un proceso para no quedarse en la calle. 

Como ya se ha dicho, el proyecto se ha centrado en la construcción de la avenida, y nada se ha hecho para reducir el déficit habitacional de las familias de Domingo Savio. 

  • Resultados, presentando el proyecto como un éxito en integrar comunidades a la ciudad

Y es que parece que para URBE el sector Domingo Savio no es parte de la ciudad y por eso hay que conectarla con ella. Las más de 10,000 personas que han construido lo que es hoy la Ciénaga y Los Guandules con su propio esfuerzo y trabajo no forman parte de su concepto de ciudad. ¿Será por eso por lo que se ha dejado de hablar de la adecuación de callejones y escalinatas o el llevar nuevas redes de infraestructura urbana a cada hogar y el discurso se ha centrado en la construcción de la nueva avenida?

Una cosa sí está clara, el proyecto se ha focalizado en la conectividad, pero en una conexión de lo nuevo construido con lo que para URBE es la ciudad. La conexión del barrio preexistente con la avenida parece no ser lo que se buscaba. Dos días antes de la segunda inauguración de la primera etapa nos encontramos con personas que tienen que escalar un muro de aproximadamente metro y medio de altura para poder subir a la avenida, pasos de peatones que no llegan a ningún sitio, escaleras que suben a la avenida, pero no te permiten acceder y kilómetros de avenida sin entrada para vehículos. 

Y ahora, como regalo de Navidad, un nuevo muro de la vergüenza, hecho de zinc, para que él presidente y sus autoridades no vean «lo feo del barrio».

Y si “la vía es conexión” nos preguntamos por qué, entonces, hay tanta necesidad de inaugurar una avenida que todavía no conecta con el puente Francisco del Rosario Sánchez (Puente de La 17). Si tan importante es para el proyecto agilizar el tránsito en dirección de sur a norte y viceversa y construir 8 paradas de autobús para alimentar la ruta del metro y teleférico, ¿por qué se entrega a la alcaldía del Distrito Nacional una primera fase con el tramo de la Respaldo 17 a medio hacer? 

  • Y la lluvia no es preocupación

Será en URBE que no es preocupación la lluvia. Porque nos comenta la gente de la orilla, que cuando llueve se les inunda aún más su espacio. 

Se observa en la foto a la señora marcando el lugar hasta donde le llegó el agua en estas recientes lluvias de noviembre. Nos cuentan también de la pérdida de los trastes: neveras, abanicos, lavadoras, dañados por la lluvia. “Lo hubiera dejado como estaba antes a La Ciénaga” nos grita “porque nosotros antes no sufríamos toda esa agua”.

Relatan que han conversado con los ingenieros y los trabajadores que pasan, ahora apurados por la “urgencia” de la inauguración, y les responden que eso no es cosa de ellos, sino de URBE. En el mismo contexto de las lluvias recientes, los comunitarios debieron romper (señalado con la flecha) para que el agua pudiera fluir.  ¿No está al tanto URBE de eso?

Todo lo que ha “cambiado” está fuera. Fuera de lo cotidiano de la gente. Nada ha cambiado que mágicamente evite que las viviendas sufran con la llegada de la lluvia.

  • “Paseo del Río” es una de las obras más importantes porque prioriza más al peatón que al vehículo

Una avenida sin barreras arquitectónicas donde las familias puedan estar tranquilas cuando sus niños y niñas jueguen porque no existe riesgo de que puedan ser atropellados por carros a alta velocidad. Eso es lo que nos imaginamos cuando se prioriza más al peatón que al vehículo, pero no es eso lo que se siente al pasear por esa avenida de 4 carriles sin un semáforo en sus casi tres kilómetros de longitud. 

El proyecto se ha centrado en el “Paseo del Río”, dejando la construcción de la marginal para fases posteriores. Las familias deben entonces transitar sobre lodo para llegar al inicio de rampas inaccesibles para personas en sillas de ruedas o con alguna dificultad para caminar. 

Y lo que es más impactante, en algunos casos las rampas no conectan con ningún paso de peatones ni acera por la que se pueda transitar, cumpliendo el “check list” de rampas en el diseño sin tener en cuenta la accesibilidad en su ejecución

El proyecto incluye también un carril para bicicletas, cuya única división de la zona peatonal es una línea azul dibujada en el suelo, impidiendo así la seguridad de los peatones. Y por no hablar de las aceras separadas de la calzada por muros y pilotillos que dificultan el caminar del peatón del que tanto hablan. 

Parece que la priorización se ha quedado en dejar espacio suficiente para caminar por el lado más cercano al río Ozama, pero haciendo prácticamente imposible el cruce hacia el otro lado, ese lado donde todavía vive gente, a quienes se les niega hasta el derecho a la verdad.

Un Domingo Savio no tan Nuevo

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